Los datos aportados por el Banco de México así como por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, refieren que la deuda externa total de México -que comprende adeudos del sector público y del privado no bancario- alcanzó en enero de este año casi 182 mil millones de dólares, situación que implica un crecimiento de 54%, durante la presente Administración Federal.Éste endeudamiento público y privado con agencias financieras, organismos internacionales y empresas del exterior NO TIENE PRECEDENTES HISTÓRICOS, e implicó que durante los últimos cuatro años se pagaran más de 54 mil 200 millones de dólares, sólo por los intereses generados.
Para aterrizarlo de mejor forma podríamos señalar que por cada cinco dólares en que se elevó el monto de la deuda externa, más de cuatro se utilizaron para el pago de intereses.
El Fondo Monetario Internacional recomienda que la deuda pública de los países emergentes (como México) se mantenga en un rango de 25 a 30% del PIB y la actual política federal ya sobrepasó ese límite llegando al 40%.
Del dicho de austeridad republicana, reducción de nómina gubernamental y tendencia a la baja de la deuda pública; al hecho del incremento del gasto corriente, aumento de erogaciones por servicios personales y crecimiento del débito, hay un enorme trecho.
Los ingresos presupuestales se han reducido de manera notable, se han generado caídas en los impuestos derivados de los rendimientos petroleros, la captación del IVA, IETU, los gravámenes a las importaciones así como los ingresos no tributarios.
Por el lado de los egresos, se han observado incrementos notables en el gasto corriente -principalmente en el rubro de nómina burocrática- mientras el costo financiero (intereses y comisiones) del sector paraestatal se ha duplicado. En el rubro de inversión de capital para generar riqueza y empleo se ha registrado una sensible caída de más del 15%.
Con el advenimiento de la continuidad, se firmaron decretos, se prometió austeridad republicana (de saliva, a todas luces), porque al gobierno previo se le había pasado la mano en eso de gastar en lo improductivo, situación que hoy repite y se multiplica.
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