Texto: Ricardo Arredondo L.
Imágen: revólver
En cuatro años de la presente Administración Federal, el precio de la tortilla ha aumentado 428%, al pasar de 2.80 a 12 pesos por kilo, en cambio, el salario mínimo apenas se ha elevado 17.2%.
Al aumento a la tortilla se suman los incrementos del pan y derivados del trigo, los impactos de la recesión económica de 2009, los aumentos de 30% a las gasolinas y de 57% al diesel; mismos que repercuten en los precios de los 42 productos de la canasta básica que registraron un incremento en sus precios del 78%.
Un kilo de frijol en diciembre del 2009 valía 22 pesos y en 2011 se ha elevado a 24 pesos, es decir, un incremento de 9%, mientras que el huevo tuvo un incremento del 2.4% en comparación con el 2009; el arroz aumentó 4.34% por ciento y la tortilla un 26%.
En el año 2006, un mexicano trabajaba 15 días para adquirir la canasta básica, pero, en diciembre del 2010 los ciudadanos debieron invertir 24 días para comprar los mismos insumos. El número de pobres en estos cuatro años se ha aumentado en 10 millones.
En materia de precios de energéticos, la situación no cambia; tan sólo la tarifa eléctrica se ha incrementando 65% y a ello se agrega el terrible incremento a la gasolina. En México se importa entre el 40 y 45 % de la gasolina que consumimos.
El deterioro económico, la falta de empleos y el alza de precios son caldo de cultivo para que los mexicanos vean en la delincuencia una opción de emplearse.
El origen de la inseguridad y violencia van de la mano con el deterioro económico que ha tenido el país en los últimos años. No puedes analizar el clima de inseguridad sin considerar la desintegración familiar, producto de la falta de empleo.
Ante ello nos hacemos la pregunta ¿Cuáles deberían ser las prioridades del Gobierno Federal para cambiar el estado de ánimo del país? ¿Enfocarse al terreno electoral ha generado desarrollo y progreso a los mexicanos? ¡Las cifras son contundentes y el reclamo es creciente!
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